lunes, 13 de septiembre de 2010

Paciencia...

Lo que tengo ahora mismo en la cabeza es un remolino de pensamientos, procedentes algunos de esta misma mañana mientras hacía la cama, otros de hace ya varios días, o más bien semanas, unos que llegaron tras una larga reflexión, otros que vinieron como un rayo de inspiración... así que si tengo éxito conseguiré ponerlos en orden y plasmarlos aquí, no sé si para mí o para alguien.
Algún día se me ocurrió preguntarme si era una persona paciente o no. Y me di cuenta de que no era para nada continua en este aspecto. En algunos momentos podía tener una paciencia prácticamente infinita, y en otros desesperarme en pocos segundos. No recuerdo el momento ni la forma (reflexión o intuición... aunque tal vez fuera una reflexión intuitiva xD), pero la respuesta a ese interrogante, a por qué en un asunto con la misma prisa y la misma importancia podía tener reacciones - en lo que a paciencia se refiere- tan dispares, me llegó como una palabra, o mejor dicho, un dúo de palabras: confianza-paciencia.
Ese es el punto número uno. El punto número dos ya lo expresé una vez en una entrada de tuenti... hablaba del dúo confianza-respeto. En resumen venía a decir que para mí respetar a alguien consistía en creerlo capaz de lo mejor. Eso, y que nos perdemos muchísimas cosas por pensar mal...
El tercer punto viene siendo que últimamente tengo fina la intuición. Mejor dicho, posiblemente no la tenga mejor ni peor, simplemente me muestro menos reacia a seguirla ciegamente, incluso es posible que esté aprendiendo a hacer eso que me costaba tanto, distinguir entre intuición e ilusión... y aunque suene paradójico o incluso irónico, ahora veo que la diferencia no es tanta al fin y al cabo.
Ahora se trata de coger estos tres puntos (soy consciente de que el primero no está desarrollado) y hacer un batido o algo así. A ello pues.
Me he dado (o me di, no sé) cuenta de que lo que marca la diferencia en lo que a mi paciencia en un asunto se refiere es la confianza, y esta a su vez viene determinada por la intuición. Últimamente el pensamiento que me guía viene siendo "seguir la intuición... y lo que tenga que ser, que sea", una especie de convencimiento interno de que todo tiene su por qué (no será muy científico, pero lo cierto es que en el fondo siempre he sido de letras, aunque muchos no se lo crean xD). Así que, cuando actúo por una determinada intuición, puedo llegar a tener la paciencia del Universo, porque confío plenamente (y esto no quiere decir que no me asalten las dudas cada dos por tres...), de alguna forma sé que tengo todo el tiempo del mundo... que las cosas - interesarme por algo, conocer a alguien, aprender lo que sea... - sucederán cuando tengan que suceder.

viernes, 13 de agosto de 2010

Atesoro palabras...

Hay veces que no puedo evitar una sensación de malestar frente a la caducidad, a ese florecer y marchitarse. Sé que sin el marchitarse, el florecer carecería de sentido, y que el fin es la mayor promesa de renacimiento. Lo sé, como sé que si tras plantar la semilla, mantengo la cabeza ocupada imaginando el árbol en el que se convertirá, y que en su momento se secará, posiblemente me pierda la belleza de ver nacer los brotes de la tierra. Al igual, si cuando sea un árbol joven me obstino en pasar las horas recordando como fue su nacer, tampoco disfrutaré de su juventud. Sin embargo, tampoco me parece que, como dicen algunos, sólo el presente tenga sentido. Por eso yo atesoro recuerdos, atesoro palabras. En su momento, procuraré disfrutar de lo que me llegue con los cincos sentidos y con todo lo que tenga. Oleré la rosa y me llenaré de su perfume. Pero cuando el momento pase, no querré tirarla. Procuraré, cuanto antes, llenar un jarro con agua y conservarla. Y así, cada momento que pase junto a ella, volver a embriagarme de su perfume, que contendrá no sólo el perfume de hoy, sino el recuerdo del que tuvo cuando vino. Tarde o temprano llegará un momento en el que empezará a marchitarse, y apenas será distinguible su olor. Pero tampoco entonces querré tirarla. Guardaré sus pétalos entre las hojas de un libro, o en un pañuelo. Y así, cuando ya no pueda recordarlo, el azar me traerá ese libro o ese pañuelo, y aunque la rosa no sea la misma, su perfume haya cambiado -nunca olvidaré la sorpresa al descubrir lo bien que huelen los pétalos de rosa al secarse-, y ni siquiera yo sea ya la misma-aunque en esencia pienso que sí-, voveré a disfrutar de la rosa con la que ese día me bendijeron los Dioses.
Mientras tanto, otras rosas llegarán, y espero saber agradecer cada una de ellas.

martes, 10 de agosto de 2010

Decidí esperar hasta tener algo...

... y supongo que este no es un mal momento. Ni siquiera recuerdo muy bien el por qué del nombre. "Miss Z"... tal vez fuera por la Z de Nazaret, o de Natynaz (lo que ambas tienen en común, aunque ya no se note tanto la diferencia), o tal vez por la voluntad de ocultarme detrás de un nombre en inglés, que siempre es cómodo. La canción más ñoña del mundo se disimula bien en inglés.
Tampoco recuerdo el momento exacto en el que creé el blog, pero sí que estoy segura de que mucho ha llovido desde entonces.
No tengo la intención de seguir una línea específica con él. Es muy pronto para saber lo que contendrá, pero imagino que de todo menos lógica xD Digamos que el propósito es dejar de actuar como ese Chronos que se tragaba a sus propios hijos. Es posible que alguno se revele contra mí, pero es un riesgo aceptable, después de todo.
Queda realizada la introducción... a saber qué será lo próximo ;)